¿Y QUÉ PASA CON LA CRISIS? – ARTÍCULO DE OPINIÓN

Por Miquel Bonet, abogado y consejero de Select.

Ya sé que no representa ninguna novedad hablar de crisis, pero es inevitable y como los catarros, se acaban superando. Lo más lamentable es que, igual que pasó en los últimos tiempos, -recuerden la post-olimpiada o la entrada del euro-, de nuevo sigamos sin entender ni aprender nada de lo que pasa y de lo que va a pasar si nadie lo evita.

Hubiera sido bueno explicar que una tasa de crecimiento de sólo un 0,1 %  del PIB -me temo que la realidad es peor-, la más corta en los últimos 16 años y una inflación que ha superado el 5,3%, no se corresponde precisamente con un país que regala 400 € indiscriminadamente, quiere ir a Davos y meterse en el G-8 ¿Para qué?

Lástima porque hubiera sido una oportunidad para reflexionar sobre la producción de riqueza y valor añadido. No puede crecer un país, dependiendo de que alumbre el sol en las terrazas y vengan a ocuparlas los turistas, ni tampoco a base de construir más pisos al año que el conjunto de Francia, Alemania e Inglaterra, que llevan 60 años siendo potencias serias.

No puede aspirarse a nada, sin tener estructuras decentes y especialmente un tejido industrial que vaya más allá de la producción de servicios básicos, aunque en manos de las cuatro multinacionales. Eso lo tienen también en Costa de Marfil, Benin o Togo, que conozco muy bien, incluso tienen una telefonía celular y una importación genial, pero todo en manos de políticos socios del antiguo colonizador europeo.

Lo que pasa aquí es que nunca hubo revolución industrial, ni siquiera de tierras, pues la desamortización de Mendizábal se quedó a medias y sólo cargó contra la iglesia. En realidad en los últimos 200 años, casi nadie se ha acabado de creer los principios de la libertad, igualdad y fraternidad más allá de los papeles y mucha demagogia social.

Estamos en un país en el que se puede condenar a 2 años de cárcel a alguien por pescar truchas fuera de veda, pero en el que nadie se siente culpable del fracaso escolar, ni de la corrupción municipal, ni de los abusos de los intermediarios, ni de la inflación. No es admisible que baje el petróleo un 20% y sólo llegue un 6% al consumidor y que se pida moderación salarial y la sufran sólo las Pymes, mientras las grandes empresas pacten y hagan lo que les venga en gana.
 
No es cierto que haya sólo crisis, sino una clara recesión en todos los aspectos, en los valores que ya se perdieron hace tiempo porque muchos padres renunciaron a educar dando a sus hijos todo lo que piden, no regañando, recogiendo sus basuras, discutiendo en su presencia, pero sin comunicarse con ellos, dejando que vaguen por la calle en horarios académicos, mientras se criminaliza a los maestros.

Hay recesión en el esfuerzo, incluso en el que supone tomar decisiones o asumir compromisos, por eso, casi la mitad de los matrimonios de entre 30 y 40 años, acaban mal y en las empresas hay crisis de liderazgo, de talento, de actitudes, de buenos profesionales y faltan empresarios.

Y por último hay recesión económica, pero eso no es nuevo, ¿Quién va a confiar en aquellos que han dado hipotecas por encima del valor y con alto riesgo (subprime), sólo para cobrar más intereses? Y claro subieron los intereses y se acabó el sueño, ni un solo euro sirvió para crear riqueza, simplemente para consumo y especulación.

Mientras tanto, siguen habiendo 3.000 millones de pobres, de ellos 865 están desnutridos, y se sigue hablando de mercado libre, pero los países ricos cierran sus mercados a los países pobres, prefiriendo dar limosna en vez de permitir que se ayuden a sí mismos.

Naturalmente no es cuestión sólo de mercados porque ya demostró el Nobel Stiglitz, que el mercado por sí mismo no es capaz de generar y distribuir riqueza eficientemente, harían falta más cosas y sobre todo actitud y ganas para resolver la crisis; pero de momento falta la voluntad para superarlo y no hay disposición para cambiar de hábitos. En plena crisis, la gente sigue suspirando por tener más ocio; bajan electrodomésticos, ropa y tonterías, pero suben los bienes de consumo, leche, fruta, carne etc…y aunque muchas parejas dedican la mitad de sus ingresos a pagar el piso, la mayoría se han ido de vacaciones, supongo que esperando que alguien resuelva, porque nadie quiere quedarse a cerrar o quizás abrir la puerta de la esperanza del cambio.

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