El directivo ante el reto del bienestar emocional (propio y de los equipos)

Actualmente, se calcula que un 25% de la población necesita ayuda emocional en algún momento de su vida. La salud mental está ganando protagonismo y entornos como el profesional, deben prestarle especial atención.

Coincidiendo con el mes internacional de la salud, y para analizar la labor del directivo respecto al bienestar emocional en sus compañías, en AED hemos conversado con el doctor Eduard Vieta, Jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona, en una sesión de AED Live moderada por Xavier Gangonells, director general de la AED.

Dr. Eduard Vieta: “Un líder nunca es un buen líder si no tiene una buena salud mental”

“En posiciones de liderazgo, saber manejar el estrés es clave”, así ha comenzado su intervención el doctor Vieta, que ha añadido que “aunque saber trabajar bajo el denominado ‘estrés bueno’ suele caracterizar a los directivos y líderes empresariales, es necesario no perder el control y prestar atención a la salud emocional”.  Y es que “un líder nunca es un buen líder si no tiene una buena salud mental”, ha asegurado. Según el doctor, cuando un directivo no cuenta con una buena salud mental, “es más probable que tome malas decisiones”, porque “el estrés negativo te confunde, te hace más impulsivo, genera irritabilidad y te hace perder empatía”.

Cómo detectar los problemas de salud mental 
Según el doctor Vieta, para detectar cuándo una persona está pasando por un periodo de mala salud mental, hay que estar atentos a los cambios de conducta: “las personas se vuelven más cerradas, más desconsideradas, y aumenta el ausentismo”, ha explicado.

Sobre los principales aspectos que influyen en la salud mental de los directivos, el doctor ha destacado el “estrés, la sobrecarga de trabajo o la falta de reconocimiento”. Estas cuestiones, si no se gestionan de manera correcta, “pueden desencadenar en crisis de ansiedad, depresión, problemas del sueño y adicciones”, cuestiones que impactan de forma directa en el trabajo del directivo y, por consiguiente, en sus equipos y en la compañía en general.  Uno de los problemas de salud mental que más afecta a los directivos, es el denominado, “indefensión aprendida”, es decir “pensar que hagas lo que hagas, va a salir mal”.  Ante todas estas cuestiones, el doctor propone como solución “saber desconectar, aunque sea en periodos breves de tiempo”.

La gestión del orgullo, el gran enemigo del directivo
“El orgullo es uno de los grandes pecados del directivo, quizás el más relevante, de hecho, es el mayor conflicto de interés que existe”, ha destacado el experto. “El orgullo sale muy caro, y si uno aprende a manejarlo, es mucho más fuerte”, ha advertido. Frente a esto, “debemos entender las emociones del otro, no solo poniéndonos en su lugar, si no pensando como él, y ceder en determinadas ocasiones. Un líder debe ser inteligente y saber ceder, no ser orgulloso”, ha concluido.

El doctor también ha puesto sobre la mesa algunos de los indicadores de que un directivo cuenta con una buena inteligencia emocional: “tener empatía y encontrar soluciones a los problemas que respeten las emociones, tener tolerancia a la frustración y capacidad de gestionar la presencia de una persona ‘tóxica’ en el equipo”.

Recomendaciones para la prevención en un entorno laboral
Según Vieta, “un entorno sano vale más que el dinero”, por lo tanto, para retener el talento y generar entornos laborales agradables, ha propuesto:

  • Mejorar la comunicación: “en las compañías que tienen una distribución muy jerárquica, la comunicación a veces se distorsiona, no llega o se malinterpreta, por lo tanto, es necesario que haya empatía, que todo trabajador tenga una vía por la cual comunicar sus preocupaciones y sus dudas, porque las personas necesitan entender lo que están haciendo para hacer trabajo de calidad”, ha señalado el experto.
  • Establecer climas que sean sensibles a la salud mental: para el doctor “la sociedad es cada vez más heterogénea y las empresas deben adaptarse a las diferentes culturas o a las nuevas necesidades generacionales. Es decir, deben ser más flexibles, pero sin perder la productividad”.
  • Mejorar la relación entre equipos y personas: “Es necesario tener equipos empáticos y que se creen y estrechen lazos. El objetivo es que los compañeros de trabajo sean más amigos y que se cree un espíritu de colaboración”. Para ello, la empresa debe “promover actividades de equipo para que la gente se conozca y se cree cohesión”, ha explicado.
  • Formación y fomento de la cultura emocional: “las empresas deben formar a los trabajadores y a los propios directivos en aspectos emocionales”, aconsejaba.
Además, para Eduard Vieta, “toda empresa debe tener cubiertas las necesidades de salud laboral en cuanto a la psicológico y psiquiátrico, que son los problemas más comunes”. Y el directivo, por su parte, “debe tener un servicio de psicología de cabecera o contar con un asesor emocional”. Para ello, “debemos romper el estigma de la salud mental y afrontar estas situaciones, porque si no, va a peor”. Como directivos, “los primeros pasos para reconducir la situación son: saber darse cuenta de que no estás bien y no ponerse a la defensiva. Hay que consultar a un especialista, no nos debe dar miedo. A veces los directivos deben tener la capacidad de reconocer las cosas que no van bien en ti y afrontarlo.
La importancia de dormir bien
Lo mental también es físico”, ha explicado el doctor, que ha mencionado la importancia de prestar atención a la vida nocturna y tratar de dormir bien. De hecho, la falta de sueño es uno de los primeros síntomas de una mala salud mental. Para remediarlo, Vieta ha recomendado “hacer deporte, evitar el consumo de sustancias para conciliar el sueño, cenar poco y temprano para acostarse con la digestión hecha, evitar el uso de pantallas antes de dormir y buscar momentos de desconexión para no soñar con cosas del trabajo”.

Hacia la psicología clínica “de precisión”
Actualmente, “estamos ante un cambio de paradigma, en el que los avances científicos van a generar cambios muy relevantes”, ha asegurado el experto. “Hemos empezado a comprender aquellos aspectos subjetivos que tienen un impacto en nuestro cerebro, y esto nos está conduciendo a una psiquiatría y una psicología clínica más precisas”. Es decir, “ahora podremos hacer psicología con biomarcadores, lo que nos va a permitir confirmar las impresiones subjetivas del profesional con pruebas científicas, de laboratorio”, explica. De esta forma, “podremos saber, por ejemplo, de qué tipo es una depresión se trata en cada caso y, en función de esto, adaptar mejor el tratamiento”, concluye.

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