Energía, priorización y planificación, los ingredientes clave para la efectividad personal

Ser directivo implica enfrentarse a un entorno cada vez más desafiante y complejo. Frente a esta realidad, muchos líderes ven cómo su jornada laboral es cada vez más extensa, con el consecuente estrés y horarios maratonianos como precio inevitable para desempeñar su actividad profesional. Sin embargo, esta elevada dedicación puede alterar el equilibrio entre la vida profesional y personal.
Por ello, es de vital relevancia conocer que, mediante la efectividad personal y organizacional, es posible lograr una vida equilibrada sin comprometer el éxito profesional. Nos ilustra sobre ello el experto en efectividad personal Agustín Peralt, que ha participado en una sesión online presentada y moderada por Daniel Lorenzo, director general de Public Affairs en Randstad España.

El aprendizaje, clave en la efectividad personal

En primer lugar, Agustín Peralt ha destacado que “nos falta tiempo porque nos sobran distracciones” y ha añadido que “dedicamos poco tiempo a aprender”, en referencia a que una óptima gestión requiere de un aprendizaje, “unos conocimientos mínimos”. Por ello, anima a escoger alguna de las metodologías existentes que describa cuáles son las claves de la efectividad personal. Posteriormente, recomienda hacer un “análisis profundo y honesto contigo mismo” para saber cómo se utiliza el tiempo. Y el último paso consiste en diseñar un plan e ir incorporando una serie de cambios: eliminar todo aquello que se hace incorrectamente y añadir nuevos hábitos.

Además, el ponente ha resaltado que los directivos “deben crear una cultura para que su equipo sea capaz de organizarse”.

Consejos para ser más productivos

Para evitar que estas jornadas excesivamente largas sean constantes, Peralt recomienda seguir los siguientes consejos:
  • No gestionamos tiempo, gestionamos energía. El nivel de energía de la persona es uno de los factores con mayor correlación sobre su efectividad personal y sobre su capacidad para enfrentarse a un cambio.
  • Identificar mensualmente las prioridades, por escrito. Según el experto, “lo que no está escrito, no existe”.
  • Garantizar que la semana está enfocada en esas prioridades. De lo contrario, se trabajará muchas más horas en temas que no son prioritarios.
  • No frustrarse. “Tenemos que asumir que somos seres imperfectos. Hay que aprender del error y levantarse”, ha enfatizado en este caso Daniel Lorenzo.

 

Asimismo, Peralt también ha transmitido otras ideas a tener en cuenta:
  • El directivo como ejemplo. Si un directivo da ejemplo de una vida no equilibrada, afectará a su imagen y puede repercutir en una menor fidelización de talento.
  • Los problemas derivados de una vida desequilibrada. Una vida no equilibrada, tarde o temprano, conlleva problemas a nivel profesional o personal, los llamados “deterioros silenciosos progresivos”.
  • El exceso de vida personal durante el horario laboral. Las nuevas generaciones deben hacer un esfuerzo y ganar conciencia de que, durante sus horas laborales, su vida personal interfiera en menor medida.

 

 

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