A pesar de que la conciencia social y los avances son cada vez mayores, aspectos como las desigualdades, la brecha salarial o los problemas de acceso a determinados puestos laborales marcan aún el camino de las mujeres en sectores tan relevantes como el del liderazgo empresarial. Actualmente, la diversidad se ha convertido en un sinónimo de riqueza para las empresas, pero ¿se han dado los pasos suficientes?, ¿cómo pueden avanzar y progresar las empresas en el impulso de la diversidad?, ¿cuál es el futuro de las mujeres en cuanto al liderazgo? Mercedes Bofarull, vicepresidenta de Software Europe de IBM, ha compartido su visión acerca de estos aspectos en el espacio de AED Foro Directivos, de Radio Intereconomía, asegurando que para las empresas la diversidad debe ser una obligación y una vocación en la búsqueda del progreso.
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- Conciliación de la vida laboral y personal: según la experta, la pandemia ha puesto en perspectiva la forma en la que las personas afrontan su vida profesional. Para las mujeres “ha sido especialmente difícil”, expone, ya que al no hacer el traslado al ambiente profesional y quedarse en casa “tienes que alimentar a las personas que están en tu casa, encargarte de la intendencia y a la vez trabajar, lo que supone una gran dificultad añadida”. Frente a esto, Bofarull aconseja “tener la mente abierta y reducir la autoexigencia”.
- La reincorporación y el relanzamiento de la carrera, dos grandes retos: Mercedes Bofarull asegura que la dificultad para la incorporación de las mujeres a ciertos puestos de trabajo “no es por la no existencia de talento ni es por la falta de experiencia”. Para ella, es un reto para las empresas el hecho de entender que “aspectos como la maternidad son cosas que pasan, las mujeres tienen ese derecho y es algo que además conviene socialmente”, y recomienda “elaborar protocolos para que esa reincorporación no sea un bache o un quiebro y las mujeres puedan seguir desarrollando su carrera”.
- Tecnología y mujeres: hoy en día se sigue relacionando el sector tecnológico con la población masculina, sin embargo, según Bofarull “la tecnología sirve para facilitar la vida a las personas, para que podamos hacer muchas más cosas con mucho menos, y para que podamos dedicar tiempo de calidad a las cosas donde de verdad las personas aportan un valor añadido”. Por eso, “las mujeres, que somos mucho mas prácticas en muchas ocasiones, entendemos esto de forma muy fácil a veces más rápida. Tenemos unas características especiales en cuanto a la forma de gestionar los problemas y los proyectos y podemos tener un papel muy importante para saber dónde y cuándo aplicar ciertas tecnologías”, concluye.