Aprender de la adversidad es una lección imprescindible en el liderazgo. A lo largo de su trayectoria, todo directivo debe enfrentarse a desafíos que ponen a prueba su confianza y determinación. Sin embargo, son precisamente esas experiencias las que brindan las lecciones más valiosas y fortalecen su capacidad de resiliencia. Son algunas de las enseñanzas que trasmitió Juan José Jaén, fundador de BricoKing, en el reciente encuentro organizado por AED en Galicia, que estuvo presentado y moderado por Joaquín Pérez Bellido, presidente del Grupo Pérez Rumbao y del Consejo de AED en la región.
BricoKing, fundada en 1994, fue pionera en el sector del bricolaje en España, cuando la competencia internacional todavía no dominaba el mercado. Inspirado en modelos europeos, Juan José Jaén apostó por tiendas de gran superficie con autoservicio, algo inusual en aquel momento. La estrategia funcionó y, en menos de una década, BricoKing tenía presencia en toda España con 40 tiendas.
Jaén relató cómo, tras un crecimiento exponencial que lo llevó a liderar un negocio con presencia en toda España, la crisis financiera de 2008 puso a prueba todo su modelo. “Crecimos demasiado rápido y sin fondos propios suficientes. Nos apoyábamos en la banca, y cuando el sistema se tambaleó, nos quedamos sin respaldo”. Intentó replegarse, pero la estrategia llegó tarde. En 2016, presentó concurso de acreedores y, poco después, tuvo que afrontar también un concurso personal. “Pasé de dirigir una compañía con 800 empleados a no tener prácticamente nada”.
Tras este golpe, Jaén se reinventó en la hostelería, un sector en el que, según reconoce, aprendió a moverse con rapidez. “Cuando algo no funciona, hay que actuar sin piedad. Cerré locales en meses porque ya no me puedo permitir errores”. Aun así, mantiene su esencia como líder: “Me sigue costando hacer daño a terceros, sigo sin poder perjudicar a nadie, y eso, en los negocios, a veces es un problema”.
Su historia es un testimonio de la importancia de la resiliencia en el liderazgo. “Antes viajaba en primera clase; ahora paso un mes con mi padre en Fuerteventura y soy más feliz”. Su lección es clara: el éxito y el fracaso son dos caras de la misma moneda y la clave está en saber adaptarse. “No hay que tener miedo a bajar, el problema es cuando el orgullo te impide aceptar la nueva realidad”.
