El mundo laboral está inmerso en una revolución acelerada. La inteligencia artificial, la demanda de sostenibilidad y la reorganización del trabajo están redefiniendo el empleo. Así lo revela el informe de tendencias 2025 de ManpowerGroup, que anticipa un entorno cada vez más digital, flexible y polarizado entre talento altamente cualificado y sectores con escasez de mano de obra.
Los mandos intermedios, en su mayoría millennials, enfrentan un desafío inédito. Según el estudio, el 53% de estos profesionales afirma sufrir estrés laboral elevado, mientras que el 27% contempla dejar su puesto en los próximos seis meses. Sus prioridades han cambiado: demandan liderazgo ético, transparencia y bienestar laboral, elementos que las empresas deberán gestionar si quieren retener este talento clave.
Asimismo, la inteligencia artificial se está implantando a gran velocidad, pero no sin fricciones. Un 48% de los trabajadores ya usa herramientas de IA generativa, aunque el 47% no tiene claro cómo alcanzar las expectativas de productividad que se les imponen. Mientras tanto, la falta de talento tecnológico es un problema creciente: la ciberseguridad, por ejemplo, sufre una escasez global de cuatro millones de profesionales cualificados.
No solo eso, sino que el auge del trabajo por proyectos está transformando la estructura de las empresas. Más del 60% de los trabajadores tiene ya una segunda fuente de ingresos y el empleo freelance representa el 12% del mercado laboral global. En paralelo, la revalorización de los oficios y los sectores industriales choca con un problema estructural: el 35% de los empleados en estos sectores planea dejar su trabajo en los próximos seis meses.
El desafío de la sostenibilidad y la geopolítica
Por otro lado, la transición verde generará hasta 30 millones de empleos nuevos para 2030, pero el 91% de las empresas admite no contar con el talento necesario para afrontar este reto. A esto se suma un clima de incertidumbre geopolítica creciente, que ha llevado al 38% de los CEO a cancelar inversiones estratégicas debido a riesgos políticos.
Para los directivos, la clave será equilibrar innovación y estabilidad en un entorno donde el talento es el bien más escaso y las reglas del juego cambian a velocidad de vértigo.