La Inteligencia Artificial ha emergido como una fuerza transformadora en nuestra sociedad y en el tejido empresarial contemporáneo, convirtiéndose en un componente crucial para impulsar la innovación, mejorar la eficiencia operativa y potenciar la toma de decisiones estratégicas. En este contexto, resulta fundamental abordar las consideraciones éticas en la implementación de la IA, reconociendo su poder disruptivo y la necesidad de guiar su desarrollo hacia un futuro éticamente responsable.
Pero ¿cómo garantizamos que la IA se utiliza de manera responsable y cuáles son las implicaciones éticas de su implementación masiva en la sociedad? Para guiarnos en este análisis imprescindible para cualquier líder empresarial, hemos contado con la voz experta de Francesc Torralba, profesor universitario, filósofo y teólogo.
Comités de ética, protección de datos e impuestos para contrarrestar la reducción de empleo: la apuesta de Francesc Torralba sobre la IA en las empresas
Comités de ética de IA con carácter vinculante e interdisciplinar
Según su opinión, estos comités deberían ser interdisciplinarios y vinculantes, similares a otros comités éticos en ámbitos como la asistencia médica. “No pueden estar formados sólo por tecnólogos”, ha resaltado, añadiendo que además de este perfil, es necesario que estos órganos estén compuestos por juristas, por especialistas en ética aplicada a la tecnología y por “expertos de la estrategia empresarial, del núcleo duro de la organización”.
En su intervención, el profesor universitario ha puesto de relieve la necesidad de que los Consejos de Administración aborden de manera exhaustiva las implicaciones de la IA en sus operaciones y estrategias comerciales. Por este motivo, ha recomendado evitar posturas extremas de tecnofobia, basadas en el miedo irracional a la tecnología, como de tecnofilia, que consiste en una adopción acrítica de la misma. En su lugar, ha instado a los oyentes a “detenerse, evaluar pros y contras, y evitar la caída tanto en la tecnofobia como en la tecnofilia”.
Además de la ética, uno de los aspectos más preocupantes es la protección de datos. En este sentido, Torralba ha alabado la actual Ley de Protección de Datos, calificándola de “muy estricta y exigente” para todo tipo de organizaciones.
Pero más allá del marco legal, el ponente ha subrayado la necesidad de concienciar a la sociedad sobre la importancia de la protección de datos, destacando que los ciudadanos suelen ceder sus datos de manera gratuita y espontánea mientras navegan por Internet. Como ejemplo, ha detallado que, al realizar actividades en línea, como compras o búsquedas, revelamos nuestras preferencias y gustos, lo cual es aprovechado por los sistemas para personalizar la publicidad y ofrecernos productos específicos. “Deberíamos ser muy cautelosos a la hora de qué damos a conocer de nosotros mismos, qué exponemos, qué mostramos en la red. En las generaciones más jóvenes todavía es más explícito porque pasan muchas horas navegando y además tienen la cultura del selfie, de hacerse fotos y dar constancia de todo lo que están haciendo”, ha advertido.
Los algoritmos y los sesgos
Durante su intervención, el filósofo y teólogo también se ha centrado en la importancia de conocer con transparencia cómo funcionan los algoritmos utilizados en la toma de decisiones, señalando que “ha habido, y así está documentado, muchos sesgos en la construcción, planificación y diseño de estos algoritmos que luego tienen consecuencias terribles desde el punto de vista de la discriminación y de vulnerar el derecho a la igualdad de oportunidades”.
Para ejemplificarlo, ha expuesto el caso de la selección de personal, donde se está delegando cada vez más a máquinas, lo que puede llevar a exclusión de candidatos debido a los sesgos en los algoritmos utilizados. Una de las razones es que cuando se basan únicamente en la observación de datos históricos se pueden perpetuar sesgos raciales, de género o xenófobos. Como solución, propone que sean auditados, transparentes y diseñados teniendo en cuenta principios universales de equidad, integridad e igualdad.
Impuestos para contrarrestar la reducción de masa salarial
El profesor universitario ha reconocido que a pesar de que la implementación de la IA genera nuevos puestos de trabajo, “no se crean al mismo nivel” del que se destruyen. “¿Qué hacemos con ese 40%?”, se ha cuestionado. Como solución, no ve lejos que “los artefactos coticen en la Seguridad Social”: “Es justo que estos artefactos paguen impuestos para mantener a las personas afectadas por la pérdida de empleo”, en referencia a que las empresas que opten por la automatización en lugar de la contratación de personas deberían contribuir con impuestos para ayudar a aquellos que pierdan sus empleos.
Torralba también ha destacado que aquellos que desempeñen trabajos menos automatizables y más creativos serán más resistentes a la desaparición laboral.