Podemos definir la diversidad como la coexistencia de las distintas diferencias presentes en la humanidad, donde encontramos una amplia variedad de edades, idiomas, creencias o etnias entre las personas. Una pluralidad que nos enriquece, aunque, desafortunadamente, hoy en día seguimos visualizando episodios donde el respeto brilla por su ausencia.
De todos los actores de la sociedad, el tejido empresarial continúa jugando un relevante papel. Pero ¿cuál es el coste de la no inclusión y cómo lo están gestionando las empresas? Para dar respuesta a estas preguntas, Myrtha Casanova, fundadora del Instituto Europeo para la Gestión de la Diversidad, ha participado en el espacio de AED Foro Directivos, en Radio Intereconomía. La autora del libro “El poder de la diferencia: La diversidad como valor estratégico de la empresa” comparte su visión sobre los retos a los que aún se enfrentan las empresas españolas en la integración de la diversidad:
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Estados Unidos, a la cabeza
Europa y el resto del mundo debe tomar ejemplo de Estados Unidos: las corporaciones americanas en los años 80 ya tenían incorporada una política integral de diversidad y, actualmente siguen a la cabeza en innovación porque se trata de una sociedad diversa e inclusiva. En cambio, el mundo corporativo español se toma más su tiempo, tiene más resistencia al cambio para incorporar nuevas estrategias.
Resistencia al cambio
El principal motivo de esa resistencia al cambio se debe a la comodidad de prolongar lo conocido. Generalmente, depende de la cultura presente en las persones, regiones y países. Sin embargo, los cambios también pueden ser positivos y traer oportunidades. Identificar esas oportunidades en lugar de aquejarse de que el entorno es cambiante, se convierte en esencial.
La no gestión es un coste
No gestionar la diversidad conlleva distintos costes. Por un lado, es un coste de la pérdida de talento, ya que las personas precisan trabajar en organizaciones en las que se le escuche, puedan participar y cuenten con un sentimiento de pertinencia. Además, en la capacidad de talento también está la capacidad de generar valor y sostenibilidad. Por otro lado, es también un coste el hecho de no actualizar los productos y servicios. Las empresas que no se actualizan caen en la obsolescencia.
